HSBC, el banco del amor y el pudor

Ayer descubrí que, al final de cuentas, no soy de palo y que mi corazón, despues de todo, no es una piedra seca por dentro.

Yo, como todo buen ser humano, odio ir a los bancos, y ayer tuve que ir a uno; pero como dios es muy grande, me tenía una hermosa sorpresa preparada: en la fila del banco, justo delante de mi estaba cierto artista multidisciplinario de la ciudad. Artista del cual estuve enamorada durante mis tiernos años de pubertad.

El susodicho es como 6 años mayor que yo, y en ese entonces, la diferencia de edad era abismal, y eso, aunado a que yo tampoco era ninguna sexy Lolita, ps, no nos llevo a ningún lado. Nunca supe si el güey supo si me gustaba o no, y de todas formas, eso no hubiera hecho ninguna diferencia; ahora él esta casado y, como no estoy dispuesta a ser su amante- yeah, right- eso ya no importa(si alguna vez se enteró que me gustaba, no que este casado, aunque...).

Lo curioso del asunto es que a pesar de que mi enamoramiento tuvo lugar hace unos diez años o más, no pude evitar ponerme nerviosa cuando lo ví: me temblaban las rodillas, las manos me sudaban, y yo- que comadreo con todo el mundo- no pude dirigirile más palabras que un tímido "Hola!, Cómo has estado?, tanto tiempo... salúdame a tus papás."

El resto del tiempo en la fila estuvo ambientado por el más incomodo de los silencios.
Por cierto, el tipo sigue guapísimo. Lo cual comprueba que desde chiquita, tuve un gusto exquisito y a las pruebas me remito :P.