Thursday, June 19, 2008

Irónicamente, semanas antes de la tragedia canina que me tuvo en la más profunda de las depresiones, estuve en el lugar más feliz del mundo.

Sí, ese lugar dónde todos los niños sueñan con ir; ese lugar donde he estado miles de veces (miento,pero si iba un chingo cuando era niña); ese lugar dónde te venden botellas de agua, que han de ser de oro, a 3 dlls; deliciosas nieves de piña por el encabronante precio de 7 dlls y donde no importa hacer filas de al menos una hora para un ride de cinco minutos: Disneyland.

Y hasta eso, todo relativamente bien, entre que el Indiana Jones, el Mickey Mouse y la puta de la Minnie, la Haunted Mansion y el Space Mountain, que en mi opinión, es el mejor ride el universo.

La nota mala, que le dió sabor al caldo, fué el novio mamón de mi amiga -al que nadie invito- y sus pedos mortales: ok, yo sé que pedorrearse es un acto natural y muchas veces involuntario, pero los gases de este tipo eran obsenos, una ofensa al medio ambiente, un atentado contra el planeta, dignos de ponerle un corcho en el ano para que sus pedos se convirtieran en eructos y el olor no fuera tan putrefacto. Lo peor es que el güey se hacia el digno y se ofendía porque nos quejabamos de sus aromas intestinales.

Pero bueno, dicha tortura fue recompensada cuando entré a la tiendita donde venden cosas de cristal, que era atendida por una venerable viejecita que nos contó un "secreto": habia ratones en la tienda, y no eran precisamente los sobrinos de Mickey Mouse. Oh my godnes; plagas en Disneyland!

Seguimos tiendeando y me enontré este elefantito:



Me hubiera gustado comprarlo, pero ps, aparte de que no estaba a la venta, no me hubiera alcanzado y tampoco hubiera sabido donde ponerlo en mi casa. Sin embargo, nos sentamos ahi, frente a su ano, a ver si cagaba diamantitos o algo, pero no, nos quedamos esperando. Seguramente el elefante estaba estreñido de tragar tantas haburguesas y churros.

En la misma tienda donde vivía el elefante estreñido, me encontré a esta Fortune Teller y le eché sus dos pesetas para que me dijera que me deparaba el destino, pero no me dijo nada. Segurito ya sabia que mi perrita se iba a morir y prefirió callar.



Y ya al final, en el corazón del parque, dentro del célebre castillito que sale en todas las postales, tazas, llaveros, etc., dí con un establecimiento, donde, si llevabas tu foto, te atrapaban en pedazo de vidrio con luz.
Muy adecuado para meterle pedos a la gente, o bien, para obsequiarselo a tu peor enemigo:

1 comment:

Gabby said...

Jajajajajajaja condenada tocaya!!! Mi más grande respeto hacia a ti y tu paciencia para aguantar los pedos del novio no invitado de tu amiga!!!! Me hiciste reír un chorro!!! Ya era hora de q volvieras por estos rumbos a alegrarnos el día!!! Y q pasó entonces??? Compraste el cristal con tu cara atrapada enmedio??? jejejeje... Abachos y un excelente inicio de semana!!!